lunes, 16 de junio de 2014


Monólogo de Teseo

por Macarena Muscillo

Muchos piensan que soy fuerte y valiente y que soy un héroe, pero en realidad dentro de esta persona dura y fuerte que piensan que soy, se esconde una persona muy sensible y frágil.
Tuve una buena infancia junto a mi madre Etra pero siempre sentí la ausencia de mi padre. A los 18 años mi madre me confesó quién era, me sentí muy feliz. Tiempo más tarde fui a visitarlo, nos abrazamos muy fuerte y nos pusimos muy contentos por el encuentro, él era el rey de Atenas, y poco después me proclamó heredero.
Luego yo me comprometí para ayudar y fortalecer a Atenas. Me armé de valor y fui a enfrentar al Minotauro, un ser monstruoso con cuerpo de hombre y cabeza de toro, que se alimentaba con carne humana. Le dije a mi padre y él dudó, pero después me dejó ir con la condición de que cambiara las velas como señal de triunfo. Luego en el camino me encontré con Ariadna, hija del rey Creta, allá me dio un ovillo mágico, ató la punta del hilo por nada del mundo, esto me ayudaría a volver, entonces fui, sosteniéndolo, me sentía un poco asustado, pero quería ayudar al pueblo de Atenas así que no me rendí.
Era un lugar muy oscuro por momentos, y claro por otros, venia una brisa y luego se esfumaba.

Fue un largo recorrido, caminé y caminé sin ver a la bestia, horas y horas, estaba muy cansado y luego una gran sombra y rara se apareció, caminé hacia ella lentamente, era él (EL MINOTAURO) una bestia de gran tamaño, rara, muy diferente, nunca había visto algo similar, el me miró, lo miré, corrí hacia él. Lo enfrenté y pude vencerlo sin dificultad y sin resistencia.    

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