lunes, 16 de junio de 2014

“El enamoramiento de Pasifae”
Por Samanta Villasante
Puede parecer un poco loco que yo Pasifae, la esposa del rey de Creta, me haya enamorado de un toro. No sé qué fue lo que me sedujo de él. Quizás fue su amabilidad, su manera de mirarme, esa rudeza y valentía que poseía ese animal. Para mí, era un toro distinto a los demás, sabía escucharme, acompañarme, me hacía sentir única.
Por otro lado, estaba mi esposo, Minos. Él era muy egoísta, no estaba siempre para mí, le importaban más otras cosas que yo. A su lado me sentía algo sola, vacía, necesitaba alguien que supiera contenerme, amarme. Ahí apareció un toro, mi toro, Con el pasar de los días, fui enamorándome de él. Lo que sentía era raro, pero era lindo y él sentía lo mismo que yo. Entre nosotros había tanto amor, tanta atracción, que tenía que haber algo de pasión. Decidimos demostrar nuestro amor de una manera especial. A escondidas de mi esposo, conseguí aparearme del toro y tuve un hijo al que llame Asterión. Muchos le dicen el Minotauro, le tienen miedo o asco.
Minos se enfureció tanto al enterarse lo de Asterión que decidió mandar a construir un laberinto y encerrarlo allí. Un joven valiente llamado Teseo decidió matarlo y con ayuda de Ariadna logró derrotarlo y salir del laberinto.

Para muchos, Asterión era un salvaje ser monstruoso mitad toro, mitad hombre. Pero, para mí, su madre, era mi amado hijo y lo asesinaron por ser diferente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario