martes, 13 de mayo de 2014

El Minotauro

Minos era hijo de Zeus y de Europa. Se convirtió en rey de Creta con ayuda de Poseidón, dios de los mares y éste le envió un espléndido toro para que lo sacrificara en su honor.
Pero Minos sacrificó un animal menos impresionante, con lo que despertó la ira del dios. Para vengarse, Poseidón indujo a Pasifae, esposa de Minos, a enamorarse del animal. Para satisfacer su pasión, Pasifae pidió ayuda a Dédalo, un ingeniero ateniense alojado en la corte de Minos, quien construyó una vaca de madera hueca, de forma que Pasifae pudiera esconderse en su interior. Así consiguió aparearse con el toro y de esta unión antinatural nació el Minotauro, un ser monstruoso mitad hombre, mitad toro. La ira de Poseidón no tenía límites y continuó haciendo que el Minotauro (toro de Minos) se alimentara sólo de carne humana y conforme crecía era más y más salvaje. Minos ordenó a Dédalo que construyese un laberinto para alojar en él al monstruo, dejando prisioneros al constructor y a su hijo Ícaro.
Allí, la criatura tenía siete jóvenes y siete doncellas atenienses para devorar cada nueve años. Teseo, con la ayuda de la hija de Minos, Ariadna, acabó con esta práctica cuando buscó a la bestia en el Laberinto y lo mató, encontrando luego la salida gracias al hilo que su amante le había dado al entrar en el complejo.
Años después, Teseo, hijo de Egeo (en otras fuentes de Poseidón), se dispuso a matar al Minotauro y así liberar su patria del impuesto. Egeo le dijo que si volvía con vida, cambiara las velas negras con que los barcos retornaban de la isla por otras para darle la noticia de su victoria.
Al llegar a Creta, los jóvenes fueron presentados a Minos y Teseo conoció entonces a Ariadna, una de las hijas del rey. Ariadna se enamoró de él y le rogó que se abstuviera de luchar contra el Minotauro pero Teseo la convenció de que él podría vencerle con su ayuda. Ariadna ideó un plan; le entregó una punta de hilo muy largo advirtiéndole que no lo soltara en ningún momento, para poder seguirlo de vuelta (hay versiones que apuntan a que también le dio una espada, mientras otras dicen que la espada la llevaba Teseo).
El héroe y los demás jóvenes entraron en el laberinto y horas después se encontraron con el Minotauro. Teseó luchó contra él y lo derrotó. Para salir del laberinto, siguió de vuelta el hilo de Ariadna y guió a los demás. Cuenta la leyenda que Ariadna y él partieron hacia Atenas, pero Teseo la abandonó a su suerte en la isla de Naxos. Cuando el barco llegaba a Atenas, Teseo no recordó la promesa hecha a su padre de cambiar las velas, por lo que éste, creyendo muerto a su hijo se arrojó al mar, dándole su nombre a partir de ese momento.

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